Objetos raros coleccionados por viajeros
Siempre que vamos a un nuevo lugar nos gusta llevarnos algo que nos haga regresar, que dibuje imágenes en nuestra memoria de lo visto y vivido en esa semana o año de viaje por x destino. Algunos viajeros disfrutan comprando suvenires para amigos o familiares, otros hacen un ritual muy personal que consiste en esa manÃa de coleccionar cosas con un significado especial.
Los imanes o llaveros son los preferidos para muchos, pero las cosas van cambiando y las exigencias de viajeros cambian. Por esta razón, en avenidas de Buenos Aires vemos desde bolsas de palo santo hasta mates de calabaza envueltos en cuero; asà como el viejo refrán de que “cada cabeza es un mundoâ€, hoy decimos cada colección tiene un corazón viajero curioso detrás.
Piedras
Se escucha hasta en escenas de pelÃculas: las piedras tienen una energÃa especial y si regalamos a una persona una piedra le estamos diciendo lo mucho o poco que la queremos. El chiste de coleccionar piedras es tener la habilidad de encontrar en ese objeto rocoso o arenoso, la energÃa que nos hace sentir el lugar del que la recojamos.
Encontrar la piedra adecuada llega a ser divertido cuando viajas a una playa como Montañita, en Ecuador, en donde la arena está cubierta por éstas y cientos de caracoles rotos. Créeme que más que una selección, es lo más parecido a un ejercicio de meditación.
Cartas
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Los corazoncitos románticos anhelamos tener una casilla de correo en cada pueblo o ciudad en la que nos quedemos más de un mes. El arte epistolar es uno de los más antiguos géneros literarios y para muchos viajeros sigue siendo imprescindible comunicarse mediante su puño y letra con amigos, parejas o familiares.
Para viajeros jóvenes y modernos el tema carta se hace cada vez más divertido, pues es común encontrar cantidad de sellos, stickers y hasta papeles especiales para que tu letra luzca más bonita para tu futuro lector.
Botellas y vasos
A mà se me hace muy rara esta colección, pero conozco a varios amigos que disfrutan cargar con sus botellas o vasos de cerveza vacÃos en la valija, nada más que para ufanarse con sus amigos de haber probado x marca.
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Aunque no comparta esa manÃa, me parece hasta impresionante llegar a casa de gente con muebles y repisas repletas de botellas de todos los tañamos, marcas y formas posibles.
Banderas
Vienen en parques, pines, llaveros y si viajas de mochilero sentirás un placer profundo al llenar tu mochila con la banderitas de paÃses visitados en dos o tres años. Digamos que se trata de una vanidad económica, pues sus precios siempre son accesibles y hay sitios que hasta ofrecen personalizarlas, según el gusto del viajero.
Billetes y monedas
Para viajeros consumistas compulsivos esta opción no es nada tentativa. Para otros tantos resulta maravilloso acumular pesos, euros, dólares y algunas libras en cofres o botellas para decorar el living de casa o la mesita de noche.
Muchos también lo ven como un amuleto de prosperidad, una evocación de que vendrán más viajes y el dinero nunca hará falta. No sé si la regla se ajuste a alguna religión, pero la verdad es que tengo mi cuarto lleno de moneditas por cada esquina.
¡Nos gustarÃa saber qué coleccionas tú!