La mujer en el cine (I): La femme fatale
La presencia de la mujer en la cinematografía es tan imprescindible que en muchos casos hasta la psicología ha intervenido en el análisis de personajes controversiales, capaces de desafiar los convencionalismos relacionados a la figura femenina.
Mujeres de mentes oscuras, de conductas irracionales, con plenas libertades sexuales y capaces de destruir cualquier cosa para mantener sus principios y convicciones personales. De esas mujeres nos ocuparemos desde hoy, en un seriado dedicado a la mujer en el cine y sus roles tan diversos, como mixta es la naturaleza femenina.
Mujeres fatales sobran en la gran pantalla, recordamos a cinco que nos han dejado trastornados hasta muchos días después de ver la película.
Catherine Deneuve en Repulsion
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Carol Ledoux es manicurista, se queda dormida mientras arregla las uñas de sus clientes y tiene sueños terribles en donde un hombre abusa sexualmente de ella. Poco a poco descubrimos que esas imágenes no son más que una revelación del miedo y rechazo que experimenta hacia los hombres.
El controversial Roman Polanski inauguró con esta película, grabada en blanco y negro, su “trilogía del departamento”, una serie de obras en las que el terror no viene desde fuera, sino desde lo más profundo de sus personajes.
La gran Catherine luce radiante, de cabellos rubios y expresión etérea. Tan angelical nos resulta que no podemos dejar de amarla, aún con el cuchillo en la mano y el corta cutículas manchado de sangre entre sus piernas.
Aggeliki Papoulia en Dogtooth
Ella es la mayor de un matrimonio griego que ha decidido educar a sus tres hijos alejado de los patrones sociales tradicionales. Dentro de las enseñanzas, un avión puede ser un enemigo y un gato, un monstruo a quien se le debe matar.
Cuando una cinta llega por error a sus manos y ella ve lo que sus padres jamás le enseñarían, cuando ella pide en secreto que se lo hagan y, finalmente, cuando ella misma se lo practica a su hermano, su conducta cambiará hasta el punto de hacer catarsis bailando un enloquecido flashdance frente a sus padres y correr después a reventarse la boca frente al espejo para, ¿experimentar dolor?
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Las formas de esta película griega, del versátil Yorgos Lanthimos, son una clara demostración de los peligros de una sociedad excluida y de cómo la individualización no es el pasaporte a la salvación. La fuerza de Aggeliki Papoulia en esta interpretación hace que regrese al set, de la mano del mismo director, en la comedia negra Lobster.
Charlotte Gainsbourg en Antichrist
Nunca sabemos su nombre, pero ella vive un proceso depresivo muy fuerte derivado de la muerte reciente de su hijo, mientras tomaba una ducha y gozaba sexualmente con su esposo. La secuencia de Nick cayendo por la ventana es una de las más sutiles y, paralelamente, siniestras del cine moderno.
A Charlotte pocas veces la hemos visto en papeles simples, pese a ser aparentemente tímida y de contextura física desgarbada y hasta frágil. Con este papel construye una personalidad femenina atormentada, la de una escritora preocupada por la naturaleza de la mujer y los terribles asesinatos a los que fueron sometidas en siglos pasados, cuando eran tildadas de “brujas”.
Lars Von Trier propone un guión denso, con un homenaje a Andrei Tarkovski en el que la mujer podría ser el gran milagro o la temible destrucción –alternativa a la Biblia– y pone en la gran pantalla a una mujer capaz de cortarse su clítoris para liberarse de culpas, para también desprenderse de su dependencia sexual.
Emmanuele Signer en Bitter Moon
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Mimi se enamora perdidamente de un escritor frustrado, bohemio y de mañas sexuales muy estrambóticas. Ella, en principio inocente y hasta tonta, se entregará a ese amor sin imaginar que en unos años terminaría en la más honda miseria personal.
Polanski se nos cruza de nuevo en la lista porque, ¿quién mejor que él para construir mujeres fatales? Con atmósferas densas, oscuras, abandonadas y hasta desagradables a la vista de aquellos que consigan muy ordinario ver a una rubia despampanante quitarse la ropa y hacer toda clase de coreografías para satisfacer la sed sexual de un hombre perverso y sin limitaciones físicas. El ruido de esta película es su cercanía a lo grotesco, su manera explícita de mostrarnos la locura de dos personajes destructivos.
Emmanuelle Seigner interpreta uno de los papeles más fascinantes de su carrera, dadas las exigencias camaleónicas del personaje. La veremos natural y despistada por calles francesas, la amaremos forrada en cueros brillosos negros y nos sacudirá en esa última secuencia con armas, sangre, fiesta y mucho champagne.
Kathy Bates en Misery
Annie Wilkes es una enfermera retirada que vive en una cabaña solitaria. Después de una tormenta de nieve encontrará a un hombre y lo llevará a su casa, pero al reconocerlo como el autor de Misery, una saga literaria de la que se declara fanática sus aparentes buenas intenciones se van transformando hasta la locura de exigir al autor que escriba el final que ella desea para su querido personaje.
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La capacidad de manipulación de Annie es de proporciones tremendas. La vemos alimentar con total ternura al hombre, curarle sus heridas y hasta ofrecerle cantidades de elogios para su libro. Momentos después la vemos martillarle los pies por no escribir lo que ella quiere o intentar asesinarlo para no dejar huellas de la estadía en su casa.
Bates ganó muchos premios con esta interpretación y aunque no tenga un cuerpo curvilíneo ni un rostro espectacular supo construir una verdadera mujer fatal, capaz de ser adorable y temible al mismo tiempo.
Si te gusta el inicio de nuestro seriado, dinos qué tipo de personajes te gustaría recordar en las próximas entregas.