Recorrer Latinoamérica en tren

Recorrer Latinoamérica en tren

Recorrer Latinoamérica en tren

Viajar en tren es una de las experiencias más inolvidables y nostálgicas que existen; sea porque nos traslada a épocas pasadas, a clásicos de la Literatura o, sea porque nos inspira a recorrer el mundo de las distintas maneras posibles, ir en vagón debe estar en la lista de deseos de cualquier viajero curioso.

Aunque la mayoría piense que los más hermosos trenes están en Europa, es una equivocación creer que en Latinoamérica no hay esa posibilidad. Los europeos gozan de modernidad y rapidez, pero los que aún andan por montañas y campos latinoamericanos tienen la virtud de conservar esa vieja infraestructura, ese ritmo lento que antes hacía del tren un viaje largo, con la mirada puesta en el paisaje de la ventana.

Con este listado te invitamos a recorrer cuatro países latinos en las sillas de un tren:

Sentirse en las nubes

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A más de 4.220 msnm sobre la Cordillera de Los Andes, este tren conecta a las regiones de Salta (Argentina) con la Puna de Atacama (Chile) en un recorrido de más de 15 horas en el que te sentirás más cerca de las nubes.

Y justamente, se le conoce como El tren de las nubes y es el más alto de la región. Se ubica al norte de argentina y créenos que no apartarás la mirada ni un segundo del ventanal, pues la geografía irá cambiando a medida que asciendas al cielo entre planicies áridas y otras montañosas de distintos colores.

Hasta la Montaña Sagrada

[vía Cuscotravel]
Llegar a Machupicchu en tren será una experiencia que no podrás olvidar. Ríos, bosques, cascadas y montañas conforman el paisaje de esta ruta ofrecida por líneas privadas que van desde vagones sencillos hasta otros realmente sofisticados.

Desde Cusco se puede acceder con facilidad a las ciudades de Ollantaytambo y Poroy, ambas estaciones principales para iniciar el recorrido.

Zigzag por la Cordillera andina

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Es una de las rutas de trenes más arriesgadas del mundo, primero porque su construcción significó un gran desafío debido al entorno montañoso y la infraestructura ecuatoriana a finales del siglo XIX.

Uno de los pasajes del tren es atravesar la “nariz del diablo”, un tramo en zigzag en el que los pasajeros sentirán el riesgo de estar al borde del precipicio, con las montañas rodeándolos y enormes rocas de río al fondo. Es un tren para alimentar nuestra adrenalina.

Superado el susto, el tren hace varias paradas en su recorrido en localidades rurales cono Nizag, Sibambe o Alusí en los que turistas y visitantes pueden conocer un poco de sus tradiciones, formas de vida y cultivos.

En 2016, se incorporaron las paradas en la Laguna Colta y la iglesia de la Balbanera, construida en 1534 y la más antigua del país.

Más tequila por favor

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En el país de los charros las huellas de antiguos ferrocarriles está prácticamente borrada, salvo por el estado de Jalisco y su Tequila Express; una ruta turística que promueve la tradición del mariachi y la bebida alcohólica como compañeros inseparables.

La ruta va por los campos de Guadalajara y culmina en una de las haciendas productoras de tequila más famosas y antiguas de México. Los vagones pertenecen a una antigua locomotora, hoy remozada y atendida por gente local que sirve de guía en la aventura de embriagarse, no sólo con el líquido espirituoso sino también con el verde del paisaje y las rancheras sonando en los pasillos del vagón.

Llegar al fin del mundo

Regresamos a Argentina con un clásico y nostálgico recorrido dentro del Parque Nacional Tierra del Fuego, en otrora ocupado por presos que caminaban hasta 25 kilómetros en busca de leña para protegerse del frío.

Muy cerca de la ciudad de Ushuaia inicia el trayecto del que se le conoce como el tren más austral del mundo y uno de los más visitados cada año por turistas que se sienten en Suiza, pero los mapas le recuerda que no, que están en Latinoamérica.

El tren ofrece dos particularidades: una, haber tenido una historia particular, pues en sus inicios sirvió como transporte de leña a la antigua prisión que funcionó a inicios del siglo XIX y albergó a los peores criminales del país. Y dos, los colores de sus puertas y fachadas dan la impresión de estar en una película de época, por lo que un paseo maravillo estará más que asegurado.

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¿Con cuál te animarías a empezar?


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