Río de Janeiro desde las calles de una favela

Río de Janeiro desde las calles de una favela

Río de Janeiro desde las calles de una favela

“Brasil no es sólo el Cristo Redentor y sus plazas, Brasil también es esto” es una de las oraciones que puedes escuchar si te atreves a hacer el tour. Y es verdad, porque el turismo muchas veces nos pinta con puros colores hermosos un lugar, dejando de lado contrastes que también son parte de su identidad.

Con Brasil pasa mucho, pues si hacemos una búsqueda rápida de ¿qué ver o hacer en Brasil? seguramente la web nos alumbrará los ojos con listas de playas, bares, restaurantes y ciudades pintorescas. Pero, la lista de ¿cómo vive la gente en Río? no es un detalle que resulte muy atractivo para algunos, claro está.

Si te gusta el cine recordarás la exitosa “Ciudad de Dios”, película brasilera que descubrió al mundo entero los horrores que viven los de la Rocinha, una de las 800 favelas existentes en Río, la más grande y antiguamente, la más peligrosa por la cantidad de droga que se traficaba en sus calles.

Así como las narco películas son un género con muchos seguidores, el turismo social ha sabido arar su terreno para hacer más amigable sus entornos y para ofrecer al visitante un acercamiento con la cara B de ciudades tan cosmopolitas como Río de Janeiro.

Del hotel a la Rocinha

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Casitas de la Rocinha.

Los encargados de ofrecer el recorrido pasan por ti en el hotel y subidos en una vans o jeep inicia la travesía con destino a la favela Rocinha, la más grande de Brasil y la que genera más curiosidad por visitantes que llegan con una idea en la cabeza, gracias a la taquillera película mencionada anteriormente.

La agencia pionera en ofrecer el servicio es Favela Tour y aunque la competencia ha crecido, ésta tiene algo que, hasta los momentos, no ha sido sustituido y es financiar el funcionamiento de una escuela, con el propósito de ofrecer alternativas de crecimiento a una comunidad pobre y, contradictoriamente, en crecimiento constante.

Panorámicas hacia playas espectaculares, un cristo con los brazos abiertos y cientos de edificios elegantes forman parte del recorrido y son la metáfora perfecta de la desigualdad que sigue reinando en Latinoamérica.

Villa Canoas es otra de las favelas visitadas y es mucho más tranquila que la anterior, con bares coloridos, locales de artesanía y una parada pautada para sentarse a degustar los platos más populares de la ciudad.

Curiosidades y extremidades

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Fotograma de Ciudad de Dios.

El fútbol no podía quedar por fuera en un país ganador de cinco Copas del Mundo. Durante el recorrido se hace una parada en el estadio Flamengo del barrio Gávea, con una hinchada que supera los 30 millones.

Villa Canoas se ubica muy cerca del barrio residencial São Corrado, con una arquitectura elegante que contrasta fuertemente con sus vecinas casas pequeñas y coloridas. Los guías explican que las primeras casas de las favelas fueron construidas por antiguos trabajadores del club de golf, quienes construyeron las improvisadas edificaciones para evitar los largos kilómetros hasta sus hogares.

En la Rocinha viven cerca de 200 mil personas y la favela ha crecido tanto que cuenta con todos los servicios necesarios para que sus habitantes no tengan que salir de ésta. Desde centros médicos hasta escuelas son parte de las estrategias sociales que desde hace algunas décadas se vienen ejecutando para controlar la venta de drogas y la delincuencia armada.

Eso sí, los guías siempre te hablarán con la verdad por delante, porque otra de las frases comunes en el recorrido también es “en la calle de atrás venden droga en la esquina y si no eres de la favela unos chicos (llamados ‘aviones’) te la llevan hasta tu casa”.

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