La gastronomía mexicana es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, razón por la que sus habitantes se ufanan de tener más de 5000 platillos autóctonos, todos riquísimos y con una preparación tan cuidada que al pisar México querrás comer más que tacos.

En su mayoría ricos en maíz, ají y granos, los sabores mexicanos no son todos excesivamente picantes, algunos son tan suaves que al primer bocado se te llenará el paladar de suspiros y se te antojará pasar días enteros probando plato tras plato hasta dar con esa sazón mesoamericana que conquista al mundo y junto con Perú se posiciona como la más rica de Latinoamérica.

Empecemos por cinco platos imprescindibles en las mesas mexicanas:

1. Chiles en nogada

Es el sabor que acompaña al grito de la Independencia cada año, aunque también se le puede comer en cualquier mes del año y mucho más si se visita a Puebla, ciudad a la que se otorga el origen e invención del plato.

Se trata de un chile o ají de tamaño mediano relleno de picadillo de cerdo y frutas secas, bañado de una salsa cremosa a base de nueces y semillas de granada como decoración.

¡A poco no se te hace agua la boca!

2. Tamales

Un dicho popular dice que en México hay más de 100 variedades de tamales y que sin importar el color de la masa o si el relleno es de pollo, cerdo, queso o manjar todos son igual de ricos debido a la dedicación que implica su preparación.

Así como la humita en Bolivia o Argentina, el tamal se prepara con una masa de maíz, se le rellena y envuelve en hojas de maíz o plátano y se lleva al agua para su cocción.

3. Mole

También consumido en fechas importantes el mole puede parecer a primera vista desagradable por su color oscuro y su textura muy espesa, pero una vez que lo pruebes se convertirá en uno de tus platos preferidos.

El secreto del mole es la salsa en sí, que lleva chiles, ajís, semillas, hierbas y muchas especies. Cuando se logra la textura determinada, la salsa es ideal para acompañar piezas de pavo, pollo o res y como en México no se desperdicia nada, si sobra mole a la mañana siguiente se hacen unas ricas empanadas o enchiladas con la rica salsa como base del guiso.

4. Cochinita pibil

Originario de Yucatán, muy cerca de Guatemala, la cochinita tiene de base a la carne de cerdo que se condimenta con achiote y también se envuelve en hojas de plátano pero se cocina en un horno de tierra, de preparación artesanal.

La cochinita es un excelente acompañante de tacos y tortas y se le puede comer cualquier día del año.

5. Pozole

En todo México se le come. Es una suerte de caldo espeso hecho con un grano de maíz muy especial, conocido como cacahuazintle de color blanquecino, que se le aprovecha también  para preparar tortillas, tacos y tamales.

Al caldo se le agregan trozos de pollo o cerdo y se le acompañan con tostadas o tacos, según el gusto y la exigencia del comensal.

¿Cuál te tentó más? Para mí, los chiles en nogada son una verdadera tentación.